"Impression Sunrise" Claude Monet
Siempre es conmovedor el ocaso
por indigente o charro que sea,
pero más conmovedor todavía
es aquel brillo desesperado y final
que herrumbra la llanura
cuando el sol último se ha hundido.
Nos duele sostener esa luz tirante y distinta,
esa alucinación que impone al espacio
el unánime miedo de la sombra
y que cesa de golpe
cuando notamos su falsía,
como cesan los sueños
cuando sabemos que soñamos.
"Afterglow" Jorge Luis Borges
Los pintores impresionistas como Monet, rompieron con la tradición de años de los maestros clásicos, su paleta llena de movimiento y color, espontaneidad y rapidez, nos hace pensar en una foto, es el carpe diem de la pintura, el lugar correcto en el instante preciso, y ellos armados con pincel luchan contra la continuidad del tiempo, la constante transmutación de las formas, quizás y son nuestro héroes, aquellos diminutos hombres que con sus colores y manchas se enfrentan ante una realidad triste y sobrecogedora: todo pasa, nada continua estático y sin embargo es consolador al mismo tiempo.
Quién decía que no se podía encerrar la naturaleza en un cuadro, quién decía que no se puede acorralar los sentimientos, el instante se nos escapa de las manos, el tiempo no retrocede, no espera. El ser humano y su insoportable y vertiginoso paso. Alguien quiere descansar? Pues mira a Monet y tranquilo, cuando nos toque darnos cuenta que todo gira y nosotros somos los mismos, que el mundo cambia, la gente cambia, y nosotros estamos estancados, recuerda que cesará de golpe y notaremos su falsedad, que era un sueño y que soñábamos.
Todo fluye incluso tú, en tu inmovilidad, en tu propio laberinto, incluso tú, el que va en círculos, la que no progresa ni madura, incluso tú, estás cambiando.