Las horas, la vida, el día, el hoy de 3 mujeres en diferentes épocas; Virginia, Laura y Clarisa, cada una inmersa en sus propias luchas internas. Virginia, por los años 20, comienza a escribir La señora Dalloway, primer hilo conector de las 3 historias, hace de su personaje lo que ella no podía ser, la elabora en base a sus miedos, luchando contra sus propias inseguridades. Laura, poco más de 20 años después, lee el libro, entiende al personaje , se identifica …quizá, porque es segura, todos piensan que está bien. Pero no lo está, ella, Laura, tiene “suerte”, tiene la familia “perfecta” e intenta calzar en ella imponiéndose un rol, y se quiebra en el intento de seguir personificándolo. Tiene todo lo que el mundo quisiera tener pero nunca lo que ella realmente quiso; y no, no está bien. Clarisa, medio siglo después, va a comprar ella misma las flores, como Dalloway, y al igual que ella, organiza una fiesta, una fiesta para Richard, el poeta, su mejor amigo, su antiguo amante, del cual se le percibe aún enamorada y que se encuentra muriendo a causa del sida. Clarisa se pregunta ese día; ¿Por qué todo está mal?
Y así, las horas transcurren en actividades ordinarias dentro de un día extraordinario, actividades como comprar flores, espolvorear harina, preparar un pastel, enterrar un ave, preparar una fiesta, componen gran de la película, así como algunos diálogos que nos acercan más a la comprensión del universo de los personajes, muertes que nos hacen comprender que debemos dejar ir la vida después de conocerla, de amarla y reconocer que te hizo feliz. Huir y continuar. Quedarse y continuar. Todo en un día, en unas horas, como dice el poeta… ¿No es extraño? Una de las mañana más ordinarias para el resto de la gente…
¿Y qué tiene de extraordinario ese día? Ese día que en su momento fue hoy, … quizá eso es lo extraordinario, que siempre es hoy y hoy puede ser ese día. Como dice Machado, Hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora, y ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos, porque ayer no lo hicimos, porque mañana es tarde. Y como muchos años más tarde, nos canta Cerati y sigue siendo hoy; siguen pasando las horas.
"Las Horas" (2002)- Stephen Daldry
Por: Katherine Serván.
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